Desde que nos
levantamos hasta que nos acostamos nos relacionamos con la Química. Todo lo que
podemos tocar, ver, comer, respirar está formado por moléculas y como la
Química es la ciencia que estudia las moléculas, todo es Química.
Al despertar,
remoloneo entre química. Y es normal, porque el colchón
visco elástico nos
atrapa. Se adapta a nuestro peso y a nuestro calor corporal y si el que tenemos
es de látex, ocurre lo mismo. Curiosamente este material se elabora a partir de
la sabia del árbol “Hebea Brasilensis”, es muy elástico y recupera su forma
original sin deformarse. Hoy en día, gracias a la Química, disponemos de una
amplia variedad de materiales para fabricar colchones que se adaptan a las
necesidades individuales de cada persona.
Me levanto y me voy a
la ducha.
Para que al abrir el grifo brote agua potable es necesario someter el agua de los
ríos, de los pantanos, etc. a rigurosos tratamientos químicos y físicos en una
planta potabilizadora. Antes de llegar a nuestra casa, el agua ha sido tratada
con dióxido de cloro y ozono que permiten potabilizarla. Hoy podemos beber y
ducharnos con agua sin riesgo de contraer enfermedades como el cólera. En la
actualidad, hay más de cinco millones de personas que mueren cada año a causa
de las enfermedades transmitidas por el agua en mal estado.
Para el cuidado de
nuestro cuerpo, utilizamos una amplia variedad de productos como jabón,
champú, pasta de dientes, etc. Los jabones están formados por moléculas con doble
personalidad: a una les gusta el agua y a la otra, las grasas. Así que se
agarran a las grasas que constituyen la suciedad, y el agua las arrastra,
dejándonos limpios. La importancia de estos productos de higiene es tal que
según un estudio realizado sobre 120 países el uso del jabón es el principal
responsable de la reducción de la mortalidad infantil.
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